Es extraño entrar en esta casa de locos y encontrar rabia, bronca, tonterías y frustraciones. Toda una barra de bar al alcance de tus dedos. Conspiraciones, opiniones sin contrastar, verdades obviadas porque no me vienen bien y prefiero quedarme con el titular que me interesa... Si esto es un reflejo de lo que somos, da mucho miedo y mucha pena lo que somos.
Nos dijeron que estaríamos más cerca, que seríamos mejores, que por fin comprenderíamos... Pero solo alcanzamos nuevas herramientas y rincones en los que ser masa, en los que volvernos turba. Espacios en los que mostrar vísceras y entrañas desatadas. Nos volvimos lobos, cada día más lobos. Más furiosos, más hambrientos. Carnívoros con hambre del resto de manadas. Eso fuimos.
Y llegó el día en el que dejamos de ladrarnos, fueron tiempos de calma tensa, de susurros estridentes, de estados más o menos apacibles... Hasta que alguien levantó la voz de nuevo y todos, como fieras desatadas tras un tiempo aferrados por una correa, por fin, dejamos de ladrar y nos mordimos. Ese fue el momento en el que dejamos de ser lo que fuimos para ser esto que somos ahora.
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