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  • Foto del escritorJavier Fernández Jiménez

Sancho


Fotografía perteneciente a la web RUTA DEL QUIJOTE

Una vez

una única vez

Sancho quiso ser Quijote.


Había pasado ya mucho tiempo

en aquel rincón remoto de la Mancha.

Todo era ya cordura y aplomo,

realidad sin mácula.

No había ínsulas ni ofrendas,

ni puños, ni golpes, ni espadas.


Y sin embargo sintió un deseo irrefrenable

de partir

de vivir

de cambiar las cosas

que tan feas se aparecían de tanto en tanto.

Tomó la vieja adarga,

el rucio cojo y esmirriado,

la bacinilla abollada

que había recibido como herencia

y

evocando al de la Triste Figura

sobrevoló con su alma los campos de Castilla,

las infinitas llanuras de la Mancha

olivares y tierras ocres,

valles, montes y encinares,

alguna venta en ruinas

y los desengaños de aquellos que encontraba.


Pronto dejó la locura arrinconada

y sin embargo,

conociendo sus límites y saberes,

sabiendo bien qué, quién y cómo era en realidad,

que no era poco más que nada,

continuó con su empeño

de deshacer entuertos

injurias y agravios


y por esa vez

por esa única vez

siendo la persona más común

y apegada de la Tierra

fue quizás un verdadero héroe,

aunque fuese solo en su mirada,

en su empeño.


Escaso, pequeño, humilde

tan común como el más mínimo de los mortales

por fin y para siempre

un hombre gentil,

un titán,

un valiente caballero.

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